He aquí una reflexión sobre si merece la pena eso que todos llamamos éxito, triunfo o ganancia económica. Esta es la historia de Alfred Nobel, hombre de mucho éxito que aprendió una gran lección a través de los medios de comunicación más particularmente de la prensa escrita.
Alfred Nobel fue un gran químico Sueco. Inventó la dinamita, vendió su invento a diversos ejércitos europeos y con los derechos de patente se hizo millonario.
Un día, murió su hermano, los periódicos lo confundieron con él y de ese modo sin esperarlo, Alfred tuvo la extraña oportunidad de leer en vida su propia nota luctuosa. Los periódicos decían de él que había sido un gran inventor de explosivos con los que había armado las fuerzas militares para la destrucción a docenas de ejércitos, y así se había hecho millonario.
Dicha nota impacto a Alfred de tal manera que lo hizo reflexionar sobre como lo recordarían el día que en realidad muriera, y pensó me recordarán como aquel hombre que inventó la dinamita y promotor de la destrucción y la muerte entre los hombres.
Aleccionado por esa nota necrológica anticipada, decidió cambiar de vida, se dedicaría a no trabajar la muerte, y con lo que había ganado lo dedicaría a promocionar las ciencias y las artes. Así nacen los Premios Nobel, por lo que hoy es conocido en el mundo entero.
Solo que da decir lo importante que han sido los medios de comunicación para la educación, son capaces de cambiar comportamientos, ideologías, estilos de vida entre otros, así como paso con Alfred Nobel.
Keyla Castillo
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